11 junio 2009

· "Baúl de la Memoria " por Darío Franco

Baúl de la Memoria

Con mi mente viajare hacia el pasado

Al son del vaivén en el buque del recuerdo

Hasta donde se forjo el germen de tu origen

Y, quisiera así, avivar los bríos en los ijares de las almas

Para enaltecer tú historia

Aunque siempre te dieron a beber uvas agrias,

Oscuras abejas de las montañas,

Aun así, todos no pecaron de ignorancia

Tu constancia fue muy grande,

Pues, yo facturo con orden minucioso

La incursión de tu estampa,

Tú querella inquebrantable en la geografía del destino.

Naciste del capullo a levantar el vuelo

Como recodo que resguarda el mañana.

Tu nombre fue expuesto

Con el lápiz amarillo en las ondas de la ignorancia,

Y amasado con el sudor paciente,

Fruto de años de trabajo

Ímpetu perseverante de hombres y mujeres.


Mi amado terruño natal

Hoy me embarco

En la gran odisea de tu hazaña,

En el tren de experiencias

A recorrer los colores de tu infancia,

Que en tus calles empolvadas tú dejaste

Cual libro magnifico para las nuevas generaciones;

Que hermoso legado!!

Surgiste como una carta de amor en primavera

Te empinaste como un guerrero en la batalla

Y no sucumbiste a la ceguera del olvido;

Concédeme tu indulgencia refinada como el oro

Por archivar en mí retina el más fiel de tus testamentos.


Paillaco, aguas quietas sobre piel silvestre,

Alfarero de una nueva alborada,

Los hualles y las nalcas te elogiaron

Por tu ardor de avellanos y raíces de ciruelos.

Sol de araucanos, casa de valientes

Carruaje de ambiciosos españoles,

La voz de tus noches canta tu linaje

El vals intimo de tus amores;

Rememoro tus excursiones de viejas bicicletas

Que cedían tu júbilo como un concierto,

Todo un jolgorio de niños inquietos,

Los cuales, te adornaban cada tarde

De perlas de dulzuras, de sueños e ilusiones;

Incluso aun, las piedras me dialogan sobre ti

Con viejas herraduras de caballos que van quebrando el viento

Contra las paredes de tu estancia;

Y las espuelas de los arrieros con su campana de agua

Bailan la cueca al cantar la lluvia.

Hoy, somos los hijos de la zaranda de tus quesos,

Del trabajo ferroviario y jornaleros de los campos

Semillero de aquel gran atrevimiento

Persistimos con ánimo dispuesto,

Aunque nos imputen de demencia,

Realzar tu noble estirpe

A la lozanía de los tiempos.


Como olvidarme de los nombres

Que sembraron tenazmente en tu lomaje

Como timbre de orgullo en las mentes

Tu aspiración a comuna,

Más allá de las fronteras de nuestra conciencia:


Don Teobaldo Schmidt, bosque nativo

Orador insigne de todas nuestras convicciones

Le llamaban el “Kayser” todo un bólido de acero:

Voluntad social de largo aliento,

Paisaje nutrido, cual emblema de pertenencia,

Filtro riguroso de la libertad,

Diseño intelectual de aciertos y equivocaciones,

Ventana abierta a la participación

Para crear una nueva sociedad.


Juan Luis Vásquez y Pineda, arcano de un nuevo continente,

Bastión de importante savia,

Acervo de valía y progreso.

Huella potente

De una gruta de un espeso ramaje,

Tejido como la flor del canelo,

Columna vertebral de una gran descendencia.


Don Henríquez Luer; ingeniero constructor de nuestra identidad,

Labró tus voces de rincones marginales,

Alzo el estandarte de tu carácter,

Asentó los márgenes de tu horizonte,

Sustentando firmes argumentos,

Como un padre que lleva de la mano a su hijo,

Para zafarte de las amarras

De capitales dominantes.


Tegualda Moreno impulsora de la sabiduría,

Embajadora de las primeras enseñanzas,

Claro espejo de escuelas

Olas que besan mi barca,

Aguda espada con la que dio muerte a la ignorancia.

Vocación creadora del pensamiento

Versos de un poema

Césped de ensueños en la infantil armonía

Verdadero caudal de la inspiración del lenguaje.

Protagonista de la esperanza,

Persistente conciencia que moldeo el carácter

Como una palabra viva cuando nacía una flor.

Su personalidad fue capaz de concebir

Un amparo construido de amor,

Señal que traspasa una visión de valor,

Como un golpe de gracia a florecer los cerezos

Cuando surcaban las aves rumbo al mar.


Don Federico Reuter, pan cordial,

Pulpería donde no escaseaba la amistad,

Ruta de entrada de extensas conversaciones,

Artesano de los acuerdos, orden y prolijidad,

Un libro abierto a no despreciar.


Así, hay una lista interminable de ejemplos

Todos contribuyeron con su sello paternal

A construir lo que es hoy nuestra cuidad,

No hay mejor consecuencia

Una idea que se hizo realidad.


Son tantos los acontecimientos guardados

En mi baúl de la memoria,

Los niños atesoraran esta herencia,

El como fue tu nacimiento,

Idea que se convirtió en verbo,

Un camino azul creado en la historia.

Las estrellas serán los testigos cual ha sido tu progreso.


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